La productividad

Son las 19:00h, miras por la ventana. Llevas todo el día en la oficina, delante del ordenador intentando sacar adelante el trabajo. Todavía te falta una hora. ¿Qué ganas de irme de vacaciones? Miras el reloj, se mueve despacio. Te levantas a tomar un café o algo. Ya no puedes más.

Este es el nivel de rutina que lleva promedio toda persona que trabaja en el primer mundo. No digamos el nivel de vida de los demás, explotación, menor ingreso, trabajo de sol a sol con escasos momentos para descansar…

El ser humano lleva trabajando desde hace más de 4.000 años (más o menos), lo que conocemos desde la escritura. Sin embargo, llevamos en la Tierra más de 300.000 años (desde que somos homo sapiens). ¿En qué momento se nos ocurrió cambiar las tornas de esa vida gloriosa que llevábamos para ponernos a trabajar, si la naturaleza ha sido tan sabia al crear todo, nos da el cobijo y el alimento para vivir? Ves a los demás animales en los documentales y, o bien están echándose una siesta, o bien comiendo plácidamente o bien manteniendo relaciones sexuales a diestro y siniestro. ¿Y nosotros? ¿No se supone que somos la especie “inteligente”?

¿Para qué y por qué?

Bien, supongamos que efectivamente aceptamos esta premisa de los últimos 4.000 años y aceptamos el trabajo. ¿Cuál es la razón de producir?

Como todo lo que nos es útil tiene un costo (inventado por el hombre, pero aceptado por nuestra inteligencia superior), tanto la comida, como la guarida, además de la salud, todo tiene que pasar por el valor del dinero. Luego entonces tenemos que tener dinero para poder pagarlo. Y ese dinero se consigue a través de ciertos trabajos que se supone que todos son por el bien común (el barrendero, lo deja todo limpio; el carnicero, ya nos lo da cortado y deshuesado; etc.). Hasta ahí, todo bien. El tema se complica cuando entra la oferta y la demanda.

El motivo es que como cada vez somos más en la Tierra, hay más consumo y los precios fluctúan dependiendo de la demanda de los mismos. Es decir, a menor producto, más caro. Además, las diferentes empresas compiten entre sí para llevarse el cliente. Por eso, cuanto más barato está, más venta hay, y tienes que producir más porque tu stock se va acabando. Lo que hace entrar en una ruleta sin salida.

¿Pero qué tiene que ver el consumo de los artículos con mi vida?

En realidad, a ti, al ser humano que lleva más de 400.000 años viviendo en la Tierra, nada. No tiene nada que ver contigo, todo es fictício. Sólo que se ha creado un juego bastante peligroso que para salir de él solo es necesario tener un poco de valentía e irse a vivir al monte, hacerse ermitaño y plantar tu huerto. Igual no hace falta hacerse ermitaño, pero casi.

O también te puedes salir de la sociedad mentalmente. Es decir, sigues trabajando, comprando en el supermercado, llevando a los niños al colegio, etc. solo que mentalmente estás “slow life”. Vives en tu mundo, relajadamente, sin perturbarte si se cae la bolsa o si mañana hay nuevo Presidente de Gobierno. Sólo te preocupas por una cosa, tener paz mental. Estar en modo neutro sin pestañear lo más mínimo. Ya puede tu jefe gritarte al oído, que tú, que eres consciente del juego de esta sociedad, vives como el neanderthal. Por cierto, fue una de nuestras especies que más cambios climáticos vivió, así que nada de estúpido, igual nosotros no aguantamos ni éste. Si estás interesado en vivir en este estado, ven al curso. En 21 días ya te habrás sumido en él. Garantizado.  

¿Más dinero o más calidad de vida?

A estas alturas del artículo, entenderás que para vivir con tranquilidad es mejor valorar la calidad de vida frente al dinero. Pongamos un ejemplo: ¿prefieres tener media jornada, ganar menos, pero poder ir a recoger a tus hijos al cole y pasar toda la tarde con ellos? ¿O ganar mucho más pero entrando a las 8h todas las mañanas sin saber a qué hora vas a volver pero que seguramente les des a tus hijos el beso de buenas noches cuando ellos ya estén en su 5º sueño?

Me dirás: “La casa hay que pagarla”. ¿Prefieres vivir en la ciudad con 1500€ de piso, contaminación acústica, lumínica y de CO2? ¿O vivir en un pueblo con 200€ de casa con jardín, con vistas al campo, escuchando los pájaros en el amanecer?

Bien, realmente nos hemos metido en tal encrucijada que para salir de ella solo la naturaleza nos podría salvar, rompiendo nuestra estructura en mil pedazos. (Menos mal que el cambio climático se está acelerando).

No seas egoísta, no vas a vivir eternamente, ni nosotros ni las especies que tenemos como vecinos en este momento. Otros vendrán, la Tierra todavía vivirá mucho porque al Sol le quedan muchos años. Así que no te pongas melodramático. Si mueres, otro vendrá. Simplemente vive hoy, que ya es suficiente.

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